Cualquier actividad lúdica tiene que ejercerse en libertad. Sólo así un niño se divierte y aprende. Muchos padres estarán de acuerdo con esta idea... hasta que su hijo se presenta ante ellos con unas pinturas o unos botes de plastelina en la mano. ¿Qué ventajas tiene dejarle manipularlos a su gusto?
Da alas a su creatividad
Se siente orgulloso
Ejercita sus capacidades
Pintando, tu hijo practica la coordinación ojo-mano y la motricidad fina. Desde que aprendió a coger las cosas usando la pinza (con los dedos índice y pulgar) busca cada vez mayores desafíos. Eso significa querer coger cosas más pequeñas y difíciles de manipular como los lápices o las ceras. Así también empieza a organizar el espacio, al colocar figuras en un papel en blanco.
Explora nuevas formas de expresión
Las primeras veces tendrá la sensación de que es una actividad casi mágica: le asombrará ver que con sólo mover un poco las manos, el papel se llena de garabatos de colores. A medida que se vaya haciendo mayor, en sus dibujos plasmará sus gustos, sus alegrías y, también, sus temores.
Da alas a su creatividad
Pintar es combinar colores entre sí, inventar figuras, experimentar con las manos. No hay reglas ni normas que cumplir.
Se siente orgulloso
Cada vez que un niño muestra su "obra" a un adulto busca su elogio. Él se siente muy orgulloso de lo que ha hecho y espera que los demás se lo reconozcan. Vale la pena darle un valor colgándolo en un lugar visible o convertirlo en un regalo para una persona querida.
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