Han pasado de no leer libros jamás a llevar uno en la mochila como un elemento cotidiano más, junto al móvil y la videoconsola. Son los estudiantes del instituto público La Asunción, de Elche, unos jóvenes que han seguido un plan de fomento de la lectura que se desarrolla en el centro desde el año 2000. El plan ha sido llevado al cine a través de un documental, Pura Alegría, dirigido por un ex alumno del centro, David Gomis. En él se puede comprobar cómo estos estudiantes de 12 a 18 años se inician en el hábito de leer.
Los chicos leen los libros que quieren, si no les gustan, los pueden dejar y coger otro, y tienen tiempo en el horario lectivo para leerlos. Este es, sencillamente, el método puesto en marcha por el profesor José María Asensio y, simplemente, parece que funciona: los chavales leen una media de 10 libros durante el curso, aunque los hay que han llegado a 40.
Todo comenzó cuando un grupo de profesores decidieron recuperar la biblioteca del instituto que, debido al poco uso que se le daba, se había convertido en la casa de los conserjes. Poco a poco, se hicieron con un buen número de volúmenes y decidieron poner en marcha un plan de fomento de la lectura. "Queríamos compartir nuestra experiencia, destacar la importancia de dedicar tiempo a la lectura en los centros educativos y valorar el trabajo diario de los profesionales de la educación", dice Asensio para explicar por qué han hecho el documental.
Durante dos años, una cámara ha seguido a los estudiantes de 1ºB de la ESO, 28 adolescentes a los que acompañaba un equipo de televisión en el aula, en el patio, en sus casas. Se trataba de seguir el proceso que les lleva a leer, pero también mostrar sus opiniones, sus actitudes frente al libro y, en general, su comportamiento en clase. A medida que pasan los 98 minutos del documental (en valenciano, con subtítulos en castellano) se ve cómo a los chavales les costó soltarse y olvidar la cámara, pero finalmente lo consiguieron. La película, que se va a distribuir a otros centros educativos así como en centros de formación docente, describe la transformación de los libros, que pasan de ser "un rollo" a algo interesante que buscan como modo de diversión.
Para conseguirlo no se les obliga a leer ningún título en concreto, al contrario se le preguntan sus gustos y se les orienta para encontrar un título que pueda gustarles. No tienen que acabarlo. Si no les gusta, lo dejan. Tienen varias horas lectivas para leer, la asignatura alternativa a religión, en clase de valenciano, de castellano, en las tutorías... Su único compromiso es estar en silencio y respetar la lectura de los demás. El proceso ha sido tan paulatino y natural que se les olvido hacer carnés de biblioteca y registrar quién se lleva qué.
Natalía Guevara, una de las estudiantes, reconoce que antes de este proyecto "no leía nada". Lo primero que cayó en sus manos fue un libro de fútbol, una de sus aficiones. "Me lo dio el profesor y me gustó". Isaac Carrillo, otro alumno, asegura que cuando oyó hablar de este proyecto, pensó que "no serviría para nada". Pero le ha servido: "En clase estamos más tranquilos y en silencio". Este proyecto ha sido premiado por el Ministerio de Educación.
Los chicos leen los libros que quieren, si no les gustan, los pueden dejar y coger otro, y tienen tiempo en el horario lectivo para leerlos. Este es, sencillamente, el método puesto en marcha por el profesor José María Asensio y, simplemente, parece que funciona: los chavales leen una media de 10 libros durante el curso, aunque los hay que han llegado a 40.
Todo comenzó cuando un grupo de profesores decidieron recuperar la biblioteca del instituto que, debido al poco uso que se le daba, se había convertido en la casa de los conserjes. Poco a poco, se hicieron con un buen número de volúmenes y decidieron poner en marcha un plan de fomento de la lectura. "Queríamos compartir nuestra experiencia, destacar la importancia de dedicar tiempo a la lectura en los centros educativos y valorar el trabajo diario de los profesionales de la educación", dice Asensio para explicar por qué han hecho el documental.
Durante dos años, una cámara ha seguido a los estudiantes de 1ºB de la ESO, 28 adolescentes a los que acompañaba un equipo de televisión en el aula, en el patio, en sus casas. Se trataba de seguir el proceso que les lleva a leer, pero también mostrar sus opiniones, sus actitudes frente al libro y, en general, su comportamiento en clase. A medida que pasan los 98 minutos del documental (en valenciano, con subtítulos en castellano) se ve cómo a los chavales les costó soltarse y olvidar la cámara, pero finalmente lo consiguieron. La película, que se va a distribuir a otros centros educativos así como en centros de formación docente, describe la transformación de los libros, que pasan de ser "un rollo" a algo interesante que buscan como modo de diversión.
Para conseguirlo no se les obliga a leer ningún título en concreto, al contrario se le preguntan sus gustos y se les orienta para encontrar un título que pueda gustarles. No tienen que acabarlo. Si no les gusta, lo dejan. Tienen varias horas lectivas para leer, la asignatura alternativa a religión, en clase de valenciano, de castellano, en las tutorías... Su único compromiso es estar en silencio y respetar la lectura de los demás. El proceso ha sido tan paulatino y natural que se les olvido hacer carnés de biblioteca y registrar quién se lleva qué.
Natalía Guevara, una de las estudiantes, reconoce que antes de este proyecto "no leía nada". Lo primero que cayó en sus manos fue un libro de fútbol, una de sus aficiones. "Me lo dio el profesor y me gustó". Isaac Carrillo, otro alumno, asegura que cuando oyó hablar de este proyecto, pensó que "no serviría para nada". Pero le ha servido: "En clase estamos más tranquilos y en silencio". Este proyecto ha sido premiado por el Ministerio de Educación.
2 comentarios:
Hola!
Bueno voy a estrenar comentario a vuestro artículo, interesante por cierto.
Es cierto que la propuesta de que un niño puede leer lo que realmente le guste es correcto, seguro que fomentará un interés creciente en el hábito de la lectura...
Pero para completar más el proyecto que ha seguido este colegio, lo que haría es que los profesores de cada asignatura, fomentara la lectura de libros referentes a su materia.
Libros de lectura de matemáticas, de música, de inglés, etc...
Es decir, no sólo fomentar lecturas de libros a elección del alumno, algo que me parece genial, sino ya de paso que el profesor intente abarcar más ámbitos de lectura en sus alumnos y no centrarlos en lo que realmente les gusta, porque su repertorio sería más pequeño.
La propuesta debería llevarse a cabo en más colegios, ya que muchos de ellos disponen de una biblioteca con un pobre fondo bibliográfico y los alumnos visitan la biblioteca en muy pocas ocasiones...
Chao chicas!
Daniel Álvarez Hernández
1º Educación Infantil
buenas!!
Creo que como decís cada vez se lee menos y esto es un problema para la educación de los niños. Me parece muy buena la propuesta que se narra en el artículo que habeis escrito, porque si cada niño decide qué libro leer(adecuado a su edad) y devolver el que no le gusta, tendrá más ganas de leer. Además es una actividad diferente que hacen en el cole y creo que les gustaría.
Por supuesto recomendaría que este método se siguiese en todos los colegios.
Además quiero añadir que a mí siempre me ha gustado leer porque lo hago desde pequeñita.
1 beso0
Sara Esteban Morcillo 1ºE.I.
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